Adoptar una mascota suele estar en los planes de todas las familias. Sobre todo hoy en día, donde sabemos que la compra de animales es perjudicial para ellos. Por eso, muchas veces optamos por rescatar una mascota de un refugio que, probablemente, haya sido abandonada.
De esta manera, nos encontramos con un animal cuyo origen es desconocido y, por lo tanto, es realmente importante proveerles de los cuidados necesarios para salvaguardar su bienestar. Una actividad primordial después de integrar una mascota a tu hogar es desparasitarla. Los gatos, sobre todo cuando son cachorros, son propensos a contraer enfermedades que puede proliferar en el ambiente en el que viven.
Indiferentemente de dónde provengan, los parásitos en los gatos se producen cuando están en la panza de su mamá. Por eso, es importante tratarlos apenas estos nacen. Esa es la primera oportunidad para eliminar estos bichos del cuerpo de nuestra mascota. Pero, ¿qué pasa si lo adoptamos en una edad avanzada? Tampoco podemos saber si sus dueños anteriores trataron con atención este problema. De este modo, lo primordial es llevarlo a un especialista o veterinario que puede darnos las indicaciones adecuadas para el tipo de necesidad que tenga el gato.
Si bien cada gato tiene su propia rutina, es importante eliminar los parásitos, sean visibles o no, antes de sus respectivas vacunas. Otro caso importante es la frecuencia de desparasitación de los gatos cuando viven en un entorno rodeado de niños. En este caso, lo recomendable es acercar a nuestra mascota al veterinario para que este lo revise cada tres meses y, en caso de ser necesario, lo desparasite él mismo. El tiempo máximo que se puede permitir que un gato no esté desparasitado es de dos años.
Existen varias formas en las que los parásitos atacan el cuerpo de los gatos. Desde el interior hasta insectos en el exterior. Por eso, estos no siempre son visibles y resulta relevante revisarlos a fondo.
Parásitos internos
- Gusanos intestinales: Los gusanos intestinales como los áscaris, anquilostomas, tricocéfalos y tenias pueden causar una variedad de problemas digestivos en los gatos, incluyendo diarrea, vómitos, pérdida de peso, letargo y, en casos graves, obstrucción intestinal.
- Gusanos del corazón: Estos parásitos pueden alojarse en los pulmones y el corazón del gato, lo que puede provocar tos, dificultad para respirar, letargo y, en casos graves, insuficiencia cardíaca.
- Protozoos: Los protozoos como Giardia y Coccidia pueden causar diarrea crónica, pérdida de peso, deshidratación y malestar general en los gatos.
- Parásitos respiratorios: Los gusanos pulmonares pueden causar tos persistente, dificultad para respirar, letargo y, en casos graves, neumonía.
Parásitos externos
- Pulgas: Las pulgas pueden causar picazón intensa, irritación de la piel, alergias, pérdida de pelo, anemia (especialmente en gatitos) y transmitir enfermedades como la bartonelosis (enfermedad de las pulgas) y la teniasis (infección de tenia).
- Garrapatas: Las garrapatas pueden transmitir enfermedades graves como la enfermedad de Lyme, la ehrlichiosis y la anaplasmosis, además de causar irritación en la piel, inflamación, fiebre, pérdida de apetito y letargo.
- Ácaros de los oídos: Los ácaros de los oídos pueden provocar picazón intensa en los oídos y la cabeza, sacudidas de la cabeza, irritación de la piel alrededor de los oídos, secreción oscura y, en casos graves, infecciones secundarias del oído.
- Ácaros de la piel: Los ácaros de la sarna pueden causar sarpullido, picazón intensa, pérdida de pelo, costras y engrosamiento de la piel en áreas como las orejas, la cara y las patas.
- Piojos: Los piojos pueden causar picazón, irritación de la piel, pérdida de pelo y en casos graves, anemia.
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